INSPIRACIÓN / Salud y Bienestar

Ser vegetariano desde antes de nacer

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Nacer vegetariano hace que sea más fácil vivir sin comer carne.

Es más difícil dejar de comer carne una vez que sea ha aprendido.

Es un asco tener sangre en tu cocina, algo que se pudre fácil. Los malos olores en la heladera. Las bacterias que pueden dañar o enfermar anidan en la carne en primer lugar. Igual que la leche. Es lo más asqueroso del mundo.

En mi cocina ni los trapos tienen olor feo.

Arreglar una heladera que no limpian, con sangre chorreada es muy asqueroso. Tiene verdadero olor a podrido.

Si se pudre un brócoli, lo transformás en abono. Si se pudre una «leche» de cajú, no tiene olor feo, es un fermento que sigue siendo alimento. Y cuando las bacterias son más potentes, ya se transforman en química orgánica que le sirve a la tierra y todo lo que crece en ella.

No me costó ser vegetariana, ni en la escuela. Solo había que aclarar y no había ningún problema.

Sin comer carne se respeta y conserva la naturaleza, nuestro ambiente, del cual somos parte.

Dice Pauli, vegetariana desde la panza.

La carne no es un alimento necesario para la vida, se puede prescindir del él.

La industria y el comercio, a través de la propaganda han instalado necesidades y costumbres que enferman en la población para hacer crecer sus empresas.

Los guaraníes longevos eran principalmente vegetarianos, hay registros que vívían 400 años. Su dieta estaba basada en la mandioca, el maíz, los maníes, del cual sacaban el aceite, al igual que el mbocayá y los frutos de los pinos paranás, miel de varias especies y agua de vertiente, eran muchos y vivían en completa armonía con su lugar. Tenían el físico más pequeño que los pocos grupos que sí eran carnívoros, como los mbororó del norte de Brasil. Estos además de tener un cuerpo más desarrollado morían jóvenes, alrededor de los 45/50 años.

Dejar de comer productos de la vaca, carne y leche y sus derivados a los 19 años cambió mi vida para bien, dejé de estar enferma, sobre todo lo relacionado con el movimiento metal y el movimiento tierra, o sea respiratorio y digestivo y todas sus flemas, incluido control de peso.

No me costó criar tres hijos vegetarianos desde la panza. Fue hermoso. Aprendimos a comer todo lo que nos daba el incipiente jardín selva donde crecimos, ellos desde siempre y yo desde los 23 años. Los festejos y las reuniones eran vegetarianas, a todos les gustaba siempre.

Cuando tocaba diferenciar mi comida en algún grupo, tenía que cuidarla porque todos la preferían, teniendo ahí su comida con carne.

34 años de conocer y experimentar, hoy ya es sabiduría.

Si te cuento como es es porque lo experimenté, porque sé.

Ser vegetarianos es ser natural, somos naturaleza.

Ahora estamos en otra vuelta de la espiral del re aprender a vivir y que es alimentarnos de lo que crece fácil y espontáneamente en nuestro territorio, que es de todos y al cual todos tenemos derecho naturalmente, con toda su naturaleza.

Deseo y laboro para que recuperemos nuestras verdaderas riquezas.

Que el monocultivo de lo que sea deje de ser. Que la ganadería deje de ser.

Que los extranjeros solo vengan de visita o a vivir como todos, con los mismos recursos y oportunidades.

yo soy laura – mujer soberana de la tierra guaraní-