Mayo es el mes que recuerda las independencias y la libertad de Argentina y Paraguay. El domingo 15 de mayo de este 2023 se organizó en Montecarlo una fiesta con mucho sonido a arpas y guitarras. Fue una hermosa ocasión de encontrarnos y vivir como vive el pueblo paraguayo, el pueblo guaraní la vida diaria, con mucha transparencia, sencillez y verdad, lo brillante y lo trágico.

Me invitaron como nativa de Montecarlo e hija de un migrante paraguayo. Mi papá llegó de Asunción un 7 de junio del año 66 respondiendo a una solicitud de un contador para la cooperativa de luz de Montecarlo. Demoró en llegar porque en aquellos tiempos las noticias corrían lento y cuando llegó el puesto ya estaba ocupado. Igualmente laboró ayudando a resolver los problemas contables de la cooperativa, mientras le consiguieron el puesto de gerente de la cooperativa de té de Montecarlo, que por esos años funcionaba muy bien. Allí trabajó gran parte de su vida, a la par que organizó una empresa que cosechaba y podaba el té para la misma fábrica. En sus memorias y en las del que fue gerente de la cooperativa agrícola de Montecarlo, estaban las de encontrarse en su oficina para resolver ambas cooperativas. Y en mí el hermoso recuerdo del aroma del té procesándose, de los papeles de la oficina de mi papá. La planchada donde se descargaba el té recién cosechado y la gran caldera con fuego alimentado de la pila de troncos al costado. Ellos supieron desenvolverse en un territorio liderado por alemanes o hijos de alemanes en tiempos en que la discriminación del idioma, las costumbres y la cultura se sentía en el aire, a pesar de la gran ayuda que significaba el conocimiento de la forma de vivir en estas tierras a los extranjeros. Ese es el padre que me queda en la memoria, el que pude ver vivir, entre silencios, bravuras y sueños de libertad y seguridad económica, dejando de lado muchas de sus costumbres. Lo pude conocer realmente cuando fuimos a conocer donde creció, que merece otra historia.

Encontrarnos los que tenemos sangre guaraní en la sangre es una experiencia especial. La verdad está en las palabras de los relatos históricos, muchos individuales y muchos colectivos. La simpleza y sencillez se palpa en el ambiente.

Los mbyas, la etnia que nunca fue civilizada porque se escondía en el monte cuando los jesuitas trataban de «reducirlos», tiene muy claro el valor de la palabra hablada, relatada y transmitida de generación en generación en las rondas lideradas por los ancianos, quienes se ganan el respeto de todos. «Antes de aprender a leer y escribir en la escuela de los blancos todos aprendemos de los ancianos nuestra cultura» me decía Caray Tataendy (fuego que calienta o luz que ilumina). «Para nosotros todo primero pasa en el espíritu y después en el cuerpo» me contaba. Me encanta escuchar mil y una vez esas coincidencias con la filosofía china antigua directamente de sus labios, sintiendo su energía.

La comprensión de este pueblo, tanto los descendientes de las nativas con los hombres blancos, que son los paraguayos y nosotros sus hijos y la de los mbya de la ley natural es inmediata, la pueden entender e incorporar con mucha facilidad, a diferencia de los descendientes de europeos, mucho más si son académicos. Es que la vida es mucho más simple que lo que nos contaron, nos programaron y nos impusieron. Los pueblos nativos y americanos tienen aún a flor de piel esta sabiduría.

Mención especial merece Demetrio Martínez que supo desarrollar una labor increíble en Montecarlo, ese pueblo con gringos y paraguayos, hablando el castellano con el acento guaraní, tan querido por los que tenemos esa noble sangre. Capaz de rescatar la memoria de aquellos entrados en años que vieron crecer el pueblo, muy conectado con la verdad de la vida, la salud y la honorabilidad. El mejor periodista desde mi punto de vista, a pesar de no ser académico.

Cristina Cantero, otra paraguaya con sangre fuerte que tiene el propósito de reivindicar este pueblo tan sufrido y tan capaz. El lenguaje es su especialidad.

Toda esta experiencia y lo que nos toca vivir, nos rompe el hechizo de la libertad que se anuncia pero que no se siente.

yo soy laura, mujer viva, soberana